viernes, 13 de marzo de 2015

CHIQUITÍN EL ELEFANTE. CUENTO MOTOR.

   Para introducir esta obra literaria en un aula de niños y niñas de 5 años, una de las mejores formas de hacerlo es a través de la dramatización de dicha obra, que en este caso se realizará a través de un cuento motor. Para ello, he adaptado el cuento Chiquitín el elefante a la edad de los niños/as y a las posibilidades de acción de estos, así como a las facilidades que podemos tener como educadoras en un centro de educación infantil.

      En primer lugar, y antes de comenzar esta actividad, la educadora encargada de llevarla a cabo preparará el ambiente en el que se va a desarrollar, que será el aula polivalente, sala de psicomotricidad o incluso el patio del colegio si es posible, puesto que en ellas hay mayor espacio (que permite una mejor movilidad) y encontraremos los materiales adecuados para organizar el circuito que se debe de seguir durante la narración del cuento motor. El espacio estará ambientado como si fuera una sabana. Dicho circuito será adjuntado tras la actividad como plano de orientación y distribución en el espacio. Una vez el espacio esté organizado y listo, se pasará a desarrollar la actividad en sí con los niños/as en dicho espacio.

   El desarrollo de la actividad consistirá básicamente en narrar el cuento motor, e ir indicando los movimiento y el recorrido que se debe de seguir para que los pequeños/as sigan la historia y se involucren en ella como si formaran parte de ella. A medida que se vaya contando la historia, la educadora irá indicando los movimientos, y guiará e interactuará con los niños/as para que se involucren de forma activa durante su desarrollo.

   Es importante destacar la actitud del educador durante la sesión, ya que ésta debe ser activa, participativa, dinámica y atenta para facilitar la estimulación y ofrecer al niño/a una atención individualizada con el fin de encaminarle a la resolución de algún problema. El lenguaje que utilice debe ser claro, enunciativo, descriptivo y comprensivo, utilizando un tono y un gesto afectivos, que les resulten acogedores y les inviten a la acción. 
 
   El guión que se debe seguir está recogido en la siguiente tabla, en la cual se encuentra en la columna izquierda el cuento, sacado del libro de E. Moser Chiquitín el elefante (Ediciones Gaviota , 1995), y en la columna derecha, las indicaciones que debe dar la educadora y los movimientos que deberían de hacer los niños/as. A excepción de esto está la primera parte del cuento, puesto que es una introducción a la historia y no necesita dramatización.
                       

Erase una vez un elefantito que había nacido muy menudito. Bueno, más que menudo, ¡era minúsculo! De tan menudito que era, casi no podía decirse que fuese un elefante. Pero tenía trompa, y orejas caídas, y todo el aspecto de un elefante. Además, era un elefante.

A los dos días de nacer, el minúsculo elefante se perdió entre las altas hierbas. Sus padres lo buscaron desesperadamente, pero no pudieron encontrarlo.

La manada de elefantes siguió su camino y los padres del elefante Chiquitín, con el corazón destrozado, tuvieron que abandonar la búsqueda.

Los niños/as, sentados en asamblea, escucharán el comienzo del cuento.
Chiquitín se había quedado acurrucado debajo de una hoja muy grande y dormía. Cuando el sol llegó a lo más alto, se despertó. Chiquitín miró a su alrededor y notó que le faltaba algo. No podía decir qué era exactamente…, pero de repente se sintió muy solo en el mundo.
La educadora indicará a los niños/as que deberán tumbarse en el suelo como si estuvieran dormidos al igual que Chiquitín. Después tendrán que levantarse y mirar a su alrededor como si buscaran algo.
Chiquitín se levantó y se puso a buscar lo que le faltaba. Entonces, se encontró con una abeja. Y le vio cierto parecido con él, porque tenía trompa.
Lleno de alegría, chiquitín corrió hacia ella. Pero la abeja tuvo miedo y escapo volando. Chiquitín se quedo mirándola, decepcionado.
Seguirán mirando en busca de lo que se le ha perdido a Chiquitín, e imaginando que han visto una abeja, los niños/as, junto a la educadora, correrán hasta donde estaría esta, e imitarán que están tristes porque la abeja se va.
Siguió adelante y llegó a un bosque. En él, vio un caracol. Chiquitín enrolló su trompa para que se pareciese a la concha del caracol, pero el caracol se refugió enseguida dentro de su concha. El pequeño elefante le dio un empujoncito.
          - ¡Hola!- insistió.
Pero el caracol no salía de la concha. Entonces, Chiquitín comprendió que debía seguir buscando.
Seguirán andando y pasarán sobre un banco hasta llegar al “bosque”, donde está es caracol. Cada uno tendrá una pelota, que tendrán que ir empujando dándole pequeños golpes.
En una pradera, se encontró con cuatro grillos y una rana. Los cinco formaban un conjunto musical.
       - ¡Anda! ¿Qué clase de bicho eres tú?- preguntó un grillo a Chiquitín.- ¿Puedes hacer música con esa nariz tan larga?
         - No lo sé- contestó el elefantito.
         - Sopla un poco- dijo la rana-. Eso se parece mucho a una trompeta.
Chiquitín sopló con su trompa y se oyó un sonido agudo, magnífico, de trompeta.
Los grillos y la rana quedaron entusiasmados: un trompeta era precisamente lo que faltaba en su conjunto.

Las semanas siguientes, Chiquitín recorrió la pradera con los músicos. Tocaban en las bodas de las mariposas y daban muchas serenatas.
Chiquitín soplaba alegremente con su trompa y estaba muy contento de andar con los músicos. Creía haber encontrado lo que había perdido.
Seguimos caminando sobre cuerdas, que nos llevan a la pradera donde están los grillos, que es una colchoneta sobre la que hay instrumentos (tambores, flautas, castañuelas, etc.) que los niños/as deben hacer sonar alegremente cuando la educadora lo indique, simulando que son la banda de música. Además podrán bailar si se les apetece.
Pero, a la tercera semana, tuvo que separarse de los grillos y de la rana. Su trompeta sonaba cada vez más alto. Soplaba tan fuerte que ya no dejaba oír el canto de los grillos y el croar de la rana. Porque Chiquitín había crecido un poquito, ¡y también aumentó la potencia de su trompeta!
Comprendió que no podía seguir tocando con ellos y se despidió de los músicos.
La educadora le dará una trompeta a uno de los alumnos para que sople y la haga sonar mucho más fuerte que los demás instrumentos.
Continuarán andando.
Chiquitín se entristeció, porque volvía a estar solo. Avanzó un trecho por la pradera y encontró un nido con huevos de avestruz. Desde lejos, los huevos parecían elefantitos.
Pero, desgraciadamente, no tenían trompa y tampoco hablaban. Chiquitín se acomodó en el nido y se acurrucó junto a los huevos.
Por un camino entre dos cuerdas, llegarán a un gran círculo formado por cuerdas que simularán el nido. Allí se tendrán que tumbar.
Poco después, siguió su camino. Llegó a un río y se sentó junto a la orilla. Tenía la vista fija en el agua y estaba muy melancólico.

Dos ratones vigilaban al elefantito.
          - ¿Por qué estás tan triste?- preguntaron a                         Chiquitín.
          - ¡Ay! No lo sé-  dijo Chiquitín suspirando.
Entonces los ratones trajeron botes y pinceles y pintaron el cuerpo de Chiquitín con muchos colorines.
        - Los colores siempre son buenos para combatir la          tristeza- opinaron.
Chiquitín observó su reflejo en el agua. Pero tampoco sirvió de nada.
Caminando un poco, llegan a una zona en la que hay papel continuo en la pared con un elefante dibujado. Todos tendrán que coger témpera y pinceles que habrá allí y pintar al elefante a su gusto, dándole color.
Chiquitín siguió por la orilla del río. Y vio un pájaro volando sobre el agua. Chiquitín quiso probar si él también podría volar y subió a un árbol. Saltó del árbol y cayó al río.
Siguen andando, y al llegar a un banco, uno por uno irán subiendo y saltarán desde él hacia una colchoneta, que simulará el río.
Una tortuga le salvó de ahogarse.
         - Ponte sobre mi caparazón- dijo-. Y ahora, cuéntame      por qué has saltado al agua.
Entonces, Chiquitín contó a la tortuga todo lo que sabía de sí mismo, que era muy poco.

La tortuga era sabia y bondadosa. De modo que, nadando, llevó a Chiquitín hasta la orilla del río, dónde había dos cerdos.
Sentados, se irán arrastrando desde una punta de la colchoneta a otra simulando que van sobre el caparazón de la tortuga.
Don Cerdo y doña Cerca no tenían hijos. Por eso, se alegraron mucho cuando la tortuga les llevó al diminuto elefante.
Chiquitín se encontró enseguida a gusto con los cerdos. Eran cariñosísimos con él, y cariño era otra cosa que también le faltaba. Además, eran redondos, ¡y tenían orejas caídas, y una especie de trompa!

No pasó mucho tiempo, antes de que Chiquitín llamara “papá” y “mamá” a los dos cerdos. Él quería quedarse con ellos para siempre.

A veces, por la noche, cuando el elefantito ya se había dormido, los dos cerdos hablaban de Chiquitín.
          - Debemos decirle que no es hijo nuestro, sino que,         en realidad, es un elefante, aunque le queremos como      si fuera un cerdito- dijo don Cerdo.
        - No- contestó doña Cerda después de pensarlo largo      rato-. No, todavía no. Más tarde, quizás, mucho más       tarde…

Aunque, en el fondo, eso no tenía tanta importancia ¿verdad?
Se irán tumbando sobre otra gran colchoneta, simulando que están dormidos como Chiquitín, y desde esta postura escucharán el final del cuento.
Esto servirá a modo de relajación.
  

Plano de orientación y distribución en el espacio:




JUSTIFICACIÓN

   La decisión de llevar a la práctica esta actividad se basa en que es una forma novedosa y lúdica de introducir una obra literaria en un aula de Educación Infantil; además, de esta forma se produce un acercamiento a la literatura sin que se produzca un esfuerzo.
Además, en relación a este punto, se puede decir que al ser un circuito que tienen que seguir, tiene la misma estructura que una obra literaria, es decir, tiene una introducción, un nudo, y un desenlace.

   Por otra parte, al ser una historia movida y que cambia de escenarios en varias ocasiones, permite que se pueda hacer de esta forma, en la que se pueden incluir diversas acciones y movimientos con los que se pueden trabajar diferentes posturas, desplazamientos, y, sobretodo en las que aparecen sentimientos y emociones con sus representaciones corporales, como se ha dicho antes en la explicación  del desarrollo de la actividad. En este sentido cabe además destacar que la dramatización y el cuento motor están muy ligados a la literatura en sí, particularmente a la literatura dramática y las formas teatrales.
Esta actividad, por otra parte ayuda a trabajar aspectos corporales y motores, como los desplazamientos, la coordinación dinámica, el control postural, la respiración, habilidades motrices básicas como: saltos, equilibrios, giros...; la estructuración espacio-temporal, etc., que les serán muy útiles a los niños/as en su desarrollo global.

   Con esta actividad se fomenta igualmente la cooperación, la interacción con iguales, la distensión,.., que harán que los niños/as disfruten con la actividad. Además de ello, se pretende trabajar aspectos como la autonomía, la socialización, la individualidad, la singularidad, la actividad, la realidad y el juego.

   El desarrollo de esta actividad incluye un elemento de intriga, ya que los niños/as al no conocer el cuento, no sabrán que va a ir pasando durante el transcurso de la sesión, lo que les hará estar atentos y activos a todo lo que irá aconteciendo. De esta forma, se irá produciendo en ellos un goce estético vinculado con el acercamiento a la obra literaria. A la vez que están jugando e interactuando en el desarrollo de un cuento, están disfrutando de lo que están viviendo. Además, que se trate de una aventura hará que les llame más la atención.
Por otra parte, que el cuento sea llevado al aula de esta forma, hace que los niños/as se abstraigan de su mundo y se metan por completo en el ambiente del cuento, viviéndolo como algo cercano a ellos. De esta forma se les aleja de lo cotidiano, puesto que la historia del cuento es muy diferente a lo que ellos viven en su entorno más cercano. Esto a su vez hace que se potencia la imaginación y la creatividad, puesto que se irán imaginando ellos mismo qué podrá pasar a continuación y adelantarse a los acontecimientos

   Por último, creo que con este tipo de narración, se potencia la escucha y el diálogo, puesto que tendrán que mantener la atención a la narración del cuento para saber qué tendrán que ir haciendo y que irá pasando en la historia. 

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